Si quieres ver ejemplos de uso de la palabra "profunda" aquí tienes una selección de 75 frases y oraciones donde se puede ver su aplicación en un texto.
En cada una de las frases aparece resaltada la palabra profunda para que la puedas detectar fácilmente.
Para evitar saturar nuestro sistema sólo se mostrarán un máximo de 100 frases por palabra.
- Letamendi es un hombre sin una idea profunda.
- Aquello me dió una ira y una tristeza profunda.
- Fortunata le miraba y sentía una lástima profunda.
- Al saber esto me entró una desesperación profunda.
- Detrás del aljibe hay una balsa pequeña y profunda.
- Comenzaba a sentir una irritación profunda contra todo.
- Una profunda conmiseración invadió el ánimo de Juanito.
- Mi amo no pudo reprimir la expresión de su profunda pena.
- Melchor correspondía a este desprecio con una antipatía profunda.
- Moreno no pudo disimular la profunda tristeza que se apoderaba de él.
- Después creyó ver ojos, que en aquella profunda oscuridad la miraban.
- Pasadas aquellas fuertes emociones, mi amo cayó en profunda melancolía.
- Y sintió al afirmarse en su propósito una voluptuosidad intensa, profunda.
- Pensó con profunda convicción, comiéndose a miradas la cara del rapazuelo.
- Don José respondió tácitamente, con la expresión de una incredulidad profunda.
- Después se llegó a ella y le cogió una mano, diciéndole con profunda lástima.
- Yo he encontrado en la primera página precisamente, una profunda lección de vida.
- Su semblante no expresaba tampoco una convicción muy profunda respecto al parecido.
- Poco a poco mi cólera disminuyó, y se fué convirtiendo en una profunda melancolía.
- ¡y aquella risa profunda, que tenía raíces en el vientre, en el pecho, le sofocaba.
- Un hombre que gasta monóculo es, desde luego, digno de la consideración más profunda.
- Su religiosidad (la de Carraspique) sincera, profunda, ciega, era en él toda una virtud.
- Ana disimulaba mal la impresión viva y profunda que le causaron las palabras de su amiga.
- Doña Manuela experimentaba una profunda conmiseración cada vez que se fijaba en la pobre esposa.
- XIV UNA profunda tristeza henchía aquel hogar después del matrimonio de Ramiro con la hospiciana.
- Mas ella no advirtió la profunda tristeza que me dominaba, ni advirtiéndola hubiera conocido la causa.
- Cuando cambia el tiempo experimento la nostalgia de sentir la paz profunda del mar, de su abandono y soledad.
- Y su convicción era tan profunda, que de ella tomaba fuerza para soportar aquella vida solitaria y tristísima.
- Y volviendo la cabeza hacia el interior obscuro y silencioso de la casa escuchó también con atención profunda.
- Su devoción a la caza, a la vida al aire libre, en el campo, en la soledad triste y dulce, era profunda, sin rival.
- Las mujeres casadas no deben ser muy hermosas dijo la señora promulgando la frase con acento de convicción profunda.
- Pero el artificio se hizo en ella arte, y luego poesía, y por fin más profunda naturaleza que la del instinto ciego.
- También le parecía una ciencia profunda y hermética la de conocer las indicaciones del barómetro y del termómetro.
- Ya no cabía duda de que la pasión de Maximiliano era tenaz y profunda, y de que le prestaba energías incontrastables.
- ¡zas! cortando la complicada envoltura de pañuelos, abrió una profunda hendidura, separando casi la cabeza del tronco.
- El artículo me produjo una cólera profunda y determiné insultar y abofetear a Machín la primera vez que lo encontrara.
- La espantosa escena descrita había impresionado desagradablemente a la joven, que sintió profunda compasión de su amiga.
- ¡Y se había marchado así! Una profunda lástima y una gratitud que parecía amor invadieron el ánimo de Ana en aquel instante.
- La idea de Dios, la emoción profunda, intensa que le causaba la evidencia de la divinidad presente, no se deslucían, no se borraban.
- Después de esta reticencia, que por lo terminante parecía hija de una convicción profunda, siguió contemplando y admirando su belleza.
- Una mirada de profunda antipatía era lo único que a veces dejaba entrever el pugilato espiritual de aquellos dos atletas del pensamiento.
- Más trabajo le costó adivinar cómo podía haber llegado Ana a pensar en Dios, a sentir tierna y profunda piedad con motivo de don Juan Tenorio.
- Tan profunda y sinceramente enternecida se sentía al contemplar la belleza artística que ella creaba, como contemplando la hermosura de la idea de Dios.
- El remordimiento que la infidelidad a Jesús despertaba en ella, era de terror, de tristeza profunda, pero se envolvía en una vaguedad ideal que lo atenuaba.
- Demasiado comprendió que el comercio iba a sufrir profunda transformación, y que no era él el llamado a dirigirlo por los nuevos y más anchos caminos que se le abrían.
- Pensó en sí misma, en su vida consagrada al sacrificio, a una prohibición absoluta del placer, y se tuvo esa lástima profunda del egoísmo excitado ante las propias desdichas.
- El semblante de la señora no revelaba tan sólo recelo, sino profunda pena, y cuando llamó a su sobrino para encerrarse con él en el gabinete, este sintió desvanecerse su valor.
- Y así continuó la cacería humana, á tientas, en la obscuridad profunda, hasta que en una revuelta de la acequia salieron á un espacio despejado, con los ribazos limpios de cañas.
- Está usted dispensado, joven respondía el pensador rascándose la barba con una ironía trágica, profunda, y sonriendo, mientras movía la cabeza dando a entender que estaba perdido el mundo.
- Por los grandes balcones abiertos entra como una calma densa y profunda que se exhala del pueblo dormido, de la oscuridad que en la calle silenciosa ahoga los anchos cuadros de luz de las ventanas.
- El enfermo no iba ya a la botica, ni mostraba deseos de ir a parte alguna, pareciendo caer en profunda apatía y reconcentrar toda su existencia en el hervidero callado y recóndito de sus propias ideas.
- La atención profunda del auditorio, el interés que se asomaba a las miradas y a las bocas entreabiertas, sedujeron al Tenorio de Vetusta, le halagaron y habló como podría hablar sobre el pecho de un amigo.
- La descomposición de la cara de éste fue tan instantánea, tan reveladora, tan elocuente, tan profunda, que la señora de Moscoso, apoyándose en una mano, se irguió de pronto, quedándose en pie frente a él.
- Y cuando por alguna ocupación imprevista se encargaba a otra persona tan dulce comisión, mi pena era tan profunda, que yo la equiparaba a las mayores penas que pueden pasarse en la vida, siendo hombre, y decía.
- Señores, yo me debo a la causa que defiendo, y veo con tristeza, con grande, con profunda tristeza que esa señora, la Marquesa, doña Rufina, en una palabra, desacredita el partido conservador dinástico de Vetusta.
- Y mientras tanto, la cabeza, hundida en el barro, soltaba toda su sangre por la profunda brecha y las aguas se teñían de rojo, siguiendo su manso curso con un murmullo plácido que alegraba el solemne silencio de la tarde.
- Y la señora y su cochero, empujados rudamente por la corriente humana, atravesaron una profunda portada semejante a un túnel, viéndose en el Clòt, en la plaza Redonda, que parecía un circo con su doble fila de balcones.
- Malespina, poseído de profunda tristeza al verse en tal estado, y creyendo que no había remedio para él, ni siquiera dio cuenta de su herida y se retiró a aquel sitio, donde le detuvieron sus pensamientos y sus recuerdos.
- Este barranco, que cortaba la huerta como una grieta profunda, sombrío, de aguas estancadas y putrefactas, con orillas fangosas junto á las cuales se agitaba alguna piragua medio podrida, era de un aspecto desolado y salvaje.
- Era una sonrisa llena de arrugas, que equivalía a una mueca provocada por un dolor intestinal, aquella con que Bermúdez quería pasar por el hombre más espiritual de Vetusta, y el más capaz de comprender una pasión profunda y alambicada.
- Yo observé señales de profunda tristeza lo mismo en el semblante de mi amo que en el del general Álava, quien, a pesar de sus heridas, estaba en todo, y mandaba hacer señales a la fragata Themis para que acelerase su marcha si era posible.
- Y ésta es una profunda lección de vida, porque esto significa que el pueblo, o sea el público grande, sano, bienintencionado, no estima el artificio y la melancolía torturada del artista, sino la jovialidad, la limpieza, la simplicidad de alma.
- Tales lecturas eran de fantástico efecto, particularmente al caer de las adustas tardes invernales, cuando la hoja seca de los árboles se arremolinaba danzando, y las nubes densas y algodonáceas pasaban lentamente ante los cristales de la ventana profunda.
- Y mirándole a la cara y viéndola tan consumida, con la piel terrosa, los ojos mayores y más vagos, la hermosa boca contraída siempre, menos cuando sonreía a su hija, calculaba que la señorita, por fuerza, debía saberlo todo, y una lástima profunda le inundaba el alma.
- En vista de que los asuntos vulgares de conversación llevaban trazas de sucederse hasta lo infinito, el Magistral, que no quería marcharse sin hacer algo, puso término a las palabras insignificantes con una pausa larga y una mirada profunda y triste a la bóveda estrellada.
- Iría penetrando los misteriosos encantos de la oración, del culto público, que si parece hasta frívolo pasatiempo en las almas tibias, en el vulgo de los fieles, que están en el templo nada más con los sentidos, es edificante espectáculo para quien siente devoción profunda.
- Los hábitos negros, la discreta media luz que filtraba al través de los cortinajes de los balcones, esfumando los adornos de la antesala en una dulce penumbra, y la calma discreta que reinaba en toda la casa, daban a ésta un ambiente conventual de profunda paz, dulce y atractivo.
- Y cuando he salido a la calle y he peregrinado entre las tinieblas, en la noche silenciosa, a lo largo de los vetustos palacios, al ras de las enormes rejas saledizas, que tantos suspiros recogieron, he sentido una grande, una profunda, una abrumadora ternura hacia este pueblo muerto.
- A los sermones de cualquiera, no hay para qué ir prosiguió De Pas por más que a veces la palabra de un pobre cura de aldea encierra en su sencillez tosca tesoros de verdad, enseñanzas lacónicas admirables, rasgos de filosofía profunda y sincera, parábolas nuevas dignas de la Biblia.
- ¡Oh sorpresa! La resistencia más tenaz y briosa, la protesta más desesperada, unas manitas de acero que no podía cautivar, un cuerpo nervioso que se sacudía rehuyendo toda presión, y al mismo tiempo varias exclamaciones de profunda y verdadera congoja, dos o tres gritos ahogados que demandaban socorro.
- ¡Oh! ¡qué hipócrita, qué gazmoña miserable sería yo si tal hiciera! ¡Qué romanticismo del género más ridículo y repugnante sería el mío, si después de tanta piedad que yo creí profunda, vocación de mi vida en adelante, volviera una pasión prohibida a enroscarse en el corazón, o en la carne, o donde sea!
- Concluida aquélla, se verificó la despedida, que fue tiernísima, y por un favor especial, propio de aquella ocasión solemne, los bondadosos padres dejaron solos a los novios, permitiéndoles despedirse a sus anchas y sin testigos para que el disimulo no les obligara a omitir algún accidente que fuera desahogo a su profunda pena.
- Como otras veces, Ana fue tan lejos en este vejamen de sí misma, que la exageración la obligó a retroceder y no paró hasta echar la culpa de todos sus males a Vetusta, a sus tías, a Don Víctor, a Frígilis, y concluyó por tenerse aquella lástima tierna y profunda que la hacía tan indulgente a ratos para con los propios defectos y culpas.
- Pero ¡cuánto más aprovechadas las lecciones si el maestro fuera otro, sin aquella destiladera de nariz, sin aquella cara deslucida y muerta, sin aquel cuerpo que no parecía de carne, sino de cordilla! Esta antipatía de Fortunata no estorbaba en ella la estimación, y con la estimación mezclábase una lástima profunda de aquel desgraciado, caballero del honor y de la virtud, tan superior moralmente a ella.
- La Regenta no subía la cuesta, persistía en sus peligrosos anhelos panteísticos, que así los calificaba él, se empeñaba en que era piedad aquella ternura que sentía con motivo de espectáculos profanos, y declaraba francamente que las lecturas devotas le sugerían reflexiones probablemente heréticas, o por lo menos, poco a propósito para llegar a la profunda fe que el Magistral exigía como preparación absolutamente indispensable para dar un paso en firme.