Palabras

Ejemplos de oraciones con la palabra redondas

Lista de frases en las cuales se puede ver cómo se usa la palabra redondas en el contexto de una oración.

Término redondas: Frases

Si quieres ver ejemplos de uso de la palabra "redondas" aquí tienes una selección de 14 frases y oraciones donde se puede ver su aplicación en un texto.

En cada una de las frases aparece resaltada la palabra redondas para que la puedas detectar fácilmente.

Para evitar saturar nuestro sistema sólo se mostrarán un máximo de 100 frases por palabra.

  • En los pulmones y en el cerebro aparecieron manchas de sangre, pequeñas y redondas.
  • Mesas cuadradas y redondas, de mármol, se hallan esparcidas acá y allá alternando con otras de tapete verde.
  • En alguna de aquellas azoteas se veían montones de calabazas surcadas y ventrudas, y de otras redondas y lisas.
  • Dime si salís a las huertas y os sentáis bajo esas nogueras anchas, espesas, redondas, y veis correr el agua limpia y mansa por los azarbes.
  • Serían las cinco o cinco y media cuando el mar comenzó a rizarse con olas redondas, blandas, que fueron tomando anchura y cuerpo con rapidez.
  • Campos de secano, rojos y eternamente sedientos, en los cuales retorcían sus troncos huecos algarrobos centenarios ó alzaban los olivos sus redondas y empolvadas cabezas.
  • ¡No la dejan tranquila! Y estos muros se hinchan en redondas tumefacciones, se desconchan en grandes claros, dejan caer sobre los colgadizos de las puertas una costra de tierra donde crece el musgo.
  • A un extremo del mercadillo, cerca del Repeso, los panaderos con sus mesas atestadas de libretas blancas y morenas, prolongadas unas, como barcos, y redondas y con festones otras, como bonetes de paje.
  • Y sin descender del lecho, sobre las sábanas tibias, levemente mecida por los muelles del colchón al incorporarse, rezaba, toda de blanco, sumidas las rodillas redondas y de raso en la blandura apetecible.
  • Andábase con dificultad, temiendo meter el pie en las esteras de esparto redondas y de altos bordes, en las cuales amontonábanse, formando pirámide, las lustrosas castañas de color de chocolate y las avellanas, que exhalaban el acre perfume de los bosques.
  • Y en tanto que el dedo índice de la mano derecha frotaba dos prominencias pequeñas y redondas del artístico bajo relieve, que representaba a las hijas de Lot en un pasaje bíblico, él, sin pensar en esto, es claro, procuraba arrancar a las tinieblas de su ignorancia el secreto que tanto le importaba.
  • Y se embebecía contemplando aquellas figuras tan monas, que no le parecían personas, sino chinos, con las caras redondas y tersas como hojitas de rosa, todos ellos risueños y estúpidos, pero muy lindos, lo mismo que aquellas casas abiertas por todos lados y aquellos árboles que parecían matitas de albahaca.
  • ¡Oh, gallardas arboladuras! ¡Velas blancas, muy blancas! ¡Fragatas airosas, con su proa levantada y su mascarón en el tajamar! ¡Redondas urcas, veleros bergantines! ¡Qué pena me da el pensar que vais a desaparecer, que ya no os volveré a ver más! Sí, yo me alegro de que mis hijos no quieran ser marinos.
  • ¡Oh, gallardas arboladuras, velas blancas, fragatas airosas con su proa levantada y su mascarón en el tajamar! ¡Redondas urcas, veleros bergantines! ¡Qué pena me da el pensar que vais a desaparecer! ¡Amable sirena, que te levantabas sobre las olas azules para mirarnos con tus ojos verdes, ya no te verán más! ¡Oh, días de calma! ¡Oh, momentos de indolencia! ¡Cuántas horas no habré pasado en la hamaca contemplando el mar, claro o tempestuoso, verde o azul, rojo en el crepúsculo, plateado a luz de la luna y lleno de misterio bajo el cielo cuajado de estrellas! III TENGO QUE HABLAR DE MÍ MISMO Tengo que hablar de mí mismo.