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Ejemplos de oraciones con la palabra redondel

Lista de frases en las cuales se puede ver cómo se usa la palabra redondel en el contexto de una oración.

Término redondel: Frases

Si quieres ver ejemplos de uso de la palabra "redondel" aquí tienes una selección de 7 frases y oraciones donde se puede ver su aplicación en un texto.

En cada una de las frases aparece resaltada la palabra redondel para que la puedas detectar fácilmente.

Para evitar saturar nuestro sistema sólo se mostrarán un máximo de 100 frases por palabra.

  • Respiró después con fuerza, parose mirando azorada a todos lados, como el toro cuando sale al redondel.
  • No había más que verlas en el palco abanicándose con negligencia, mientras una gran parte de los señores del tendido, puestos de pie y volviendo la espalda al redondel, las miraban fijamente, con ojos de deseo.
  • Pasada la primera impresión de entusiasmo, cuando las doradas capas cambiáronse por sucios trapos y cesó de tocar la música, saliendo el alguacil del redondel a todo galope, las de Pajares presintieron el aburrimiento.
  • Pero la salida de la cuadrilla las enardecía, y movíanse nerviosamente en sus asientos al ver el desfile de jacarandosas figurillas, que, a la luz del sol, destacábanse sobre la arena del redondel como ascuas de oro con el brillo de sus alamares.
  • En lo alto, como bóveda del gran redondel, el cielo azul, infinito, sin la más leve vedija de vapor, cruzado algunas veces por una serpenteada fila de palomos, que aleteaban impasibles, sin dar importancia a la extraña reunión de tantos miles de personas.
  • Pero apenas comenzó la parte brutal del espectáculo y cayeron pesadamente como sacos de arena los infelices peleles forrados de amarillo, mientras el caballo escapaba, pisándose en su marcha los pingajos sangrientos como enormes chorizos, las jóvenes volvieron la cabeza con un gesto de asco y no quisieron mirar al redondel.
  • Enfrente, bajo el sol que agrietaba la piel en fuerza de sacar sudor, que hacía humear las ropas y ponía un casco de fuego sobre cada cabeza, enloqueciéndola, estaba la demagogia de la fiesta, el elemento ruidoso que aguardaba impaciente, tan dispuesto a arrojar al redondel los sombreros en honor al diestro, como los bancos y los garrotes en señal de protesta.