Palabras

Ejemplos de oraciones con la palabra sendas

Lista de frases en las cuales se puede ver cómo se usa la palabra sendas en el contexto de una oración.

Término sendas: Frases

Si quieres ver ejemplos de uso de la palabra "sendas" aquí tienes una selección de 42 frases y oraciones donde se puede ver su aplicación en un texto.

En cada una de las frases aparece resaltada la palabra sendas para que la puedas detectar fácilmente.

Para evitar saturar nuestro sistema sólo se mostrarán un máximo de 100 frases por palabra.

  • No hay más que sendas.
  • ¿Sabe usted los caminos y las sendas?
  • En los caminos inmediatos, en las sendas, ni una persona.
  • Hay cuatro mesas en sendas esquinas y otros dos pares en medio.
  • En los caminos y sendas, llenos de lodo, se resbalaban los pies.
  • La gente tropezaba con él en las sendas sin darle las buenas noches.
  • En más de una ocasión creyó ver negros bultos que huían por las sendas inmediatas.
  • Los más pacíficos huían por las sendas, volviendo atrás la cabeza con malsana curiosidad.
  • Y luego, ya despiertas, hablan y sacan por la abertura del brial sendas faltriqueras de pana.
  • Concluía el camino y comenzaban las sendas a dividirse y a subdividirse, escalando la altura.
  • Servían de atriles para la Epístola y el Evangelio, sendas águilas doradas con las alas abiertas.
  • A derecha e izquierda, como dándole guardia caminaban con paso solemne acólitos con sendas hachas de cera.
  • Maestro y discípulo se pusieron las prendas femeninas, y armados de sendas escobas, fueron a la puerta de la iglesia.
  • Cenaban con sendas medias botellas de Burdeos al lado, y llegaban al momento necesario de la expansión y las confidencias.
  • Se extinguía á lo lejos, como agotado por las bifurcaciones innumerables de sendas y caminitos que daban entrada á las barracas.
  • Una lechuga murciana, si era por el tiempo, un par de limas o naranjas, un melocotón, un par de duraznos, cada sendas peras verdiniales.
  • En las esquinas del terrado de gran balaustrada que coronaba el castillo, sendas águilas de hierro pintadas de verde probaban a levantar el vuelo.
  • Y el hermano mayor, indignado por los relatos de los pequeños, prometía una paliza á toda la garrapata enemiga cuando la encontrase en las sendas.
  • Sentada á la puerta de su barraca, creyó sorprenderle varias veces rondando por sendas algo lejanas, ó escondiéndose en los cañares para mirarla.
  • Bajo la luz acerada del amanecer veíase por sendas y caminos el desfile laborioso marchando en una sola dirección, atraído por la vida de la ciudad.
  • Saltaban en las sendas los pardos conejos, con su sonrisa marrullera, enseñando, al huir, las rosadas posaderas partidas por el rabo en forma de botón.
  • El tío Tomba que hasta por las sendas iba siempre conversando con sus ovejas, hablaba al principio con lentitud, como hombre que teme revelar su defecto.
  • Ahora la vega parecía mucho más grande, infinita, y extendía hasta perderse de vista los grandes cuadros de tierra roja, cortados por sendas y acequias.
  • Recogió Batiste los manojos de pájaros, colgándolos de su faja, y con sólo dos saltos subió el ribazo, emprendiendo por las sendas el regreso á su barraca.
  • Supo el mal, y tomóla y aderezó una melecina, y haciendo llamar una vieja de setenta años, tía suya, que le servía de enfermera, dijo que nos echase sendas gaitas.
  • Batistet, con el ansia de salvar algo, corría desaforado por las sendas, gritando, aporreando las puertas de las barracas inmediatas, que parecían parpadear con el reflejo del incendio.
  • Pasaban las viejas por las sendas con la reluciente mantilla sobre los ojos y una silleta en un brazo, como si tirase de ellas la campana que volteaba lejos, muy lejos, sobre los tejados del pueblo.
  • Pero al ver el alto de Velate defendido y atrincherado por los carlistas, se retiró hacia Enguí y luego tomó por el puerto de Olaberri, próximo a la frontera, por entre bosques y sendas malísimas.
  • Al llegar a este punto, Martín avisó a Briones que era conveniente que sus tropas estuviesen preparadas, pues al final de estas sendas se encontrarían en terreno descubierto y desprovisto de árboles.
  • Leía, pues, don Víctor a Calderón, sin cansarse, y próximo estaba a ver cómo se atravesaban con sendas quintillas dos valerosos caballeros que pretendían la misma dama, cuando oyó tres ladridos lejanos.
  • Todas las tardes, envuelto en una vieja capa, que llevaba hasta en primavera, con aspecto sórdido de mendigo, y acompañado de las maldiciones y gestos hostiles que dejaba á su espalda, iba por las sendas visitando á los colonos.
  • Y como toda la huerta pensaba así, en vano al día siguiente de la riña pasaron y repasaron por las sendas dos charolados tricornios, yendo de casa de Copa á la barraca de Pimentó para hacer preguntas insidiosas á la gente que estaba en los campos.
  • ¡Usted lo pase bien! ¡Hasta mañana si Dios quiere! Acompañábales el maestro hasta la plazoleta del molino, que era una estrella de caminos y sendas, y allí deshacíase la formación en pequeños grupos, alejándose hacia distintos puntos de la vega.
  • Una mujer deslumbrante de hermosura por alma y cuerpo, que en una hora de confesión le había hecho ver mundos nuevos, le llamaba ahora su hermano mayor querido, se entregaba a él, para ser guiada por las sendas y trochas del misticismo apasionado, poético.
  • Desde el día siguiente, Roseta formaría parte del rosario de muchachas que, despertando con la aurora, iban por todas las sendas con la falda ondeante y la cestita al brazo camino de la ciudad, para hilar el sedoso capullo entre sus gruesos dedos de hijas de la huerta.
  • Los dos pequeños, satisfechos en el fondo de una desgracia que atraía sobre la barraca la atención de toda la vega, guardaban la puerta, cerrando el paso á los chicos que, como bandadas de gorriones, llegaban por caminos y sendas con la malsana y excitada curiosidad de ver al muertecito.
  • Pasaban por las sendas las muchachas que regresaban de la ciudad, los hombres que volvían del campo, las cansadas caballerías arrastrando el pesado carro, y Batiste contestaba al ¡Bòna nit! de todos los que transitaban junto á él, gente de Alboraya que no le conocía ó no tenía los motivos que sus convecinos para odiarle.
  • Pero este alejamiento no podía prolongarse para los novios impacientes, y un domingo por la tarde, Roseta, inactiva, cansada de pasear frente á la puerta de su barraca y creyendo ver á Tonet en todos los que pasaban por las sendas lejanas, agarró un cántaro barnizado de verde, y dijo á su madre que iba á traer agua de la fuente de la Reina.
  • Allí se arrodilló, se echó sobre el vientre, para espiar por entre las cañas como un beduíno al acecho, y pasados algunos minutos volvió á correr, perdiéndose en aquel dédalo de sendas, cada una de las cuales conducía á una barraca, á un campo donde se encorvaban los hombres haciendo brillar en el aire su azadón como un relámpago de acero.
  • Había entrado dos ó tres veces en su vida en casa de Copa, y los domingos, si tenía algunas horas libres, en vez de estarse en la plaza de Alboraya puesto en cuclillas como los demás, viendo á los mozos guapos jugar á la pelota, íbase al campo, vagando sin rumbo por la enmarañada red de sendas, y si encontraba algún árbol cargado de pájaros, allí se quedaba embobado por el revoloteo y los chillidos de estos bohemios de la huerta.
  • XIV Era el Espolón un paseo estrecho, sin árboles, abrigado de los vientos del Nordeste, que son los más fríos en Vetusta, por una muralla no muy alta, pero gruesa y bien conservada, a cuyos extremos ostentaban su arquitectura achaparrada sendas fuentes monumentales de piedra obscura, revelando su origen en el ablativo absoluto Rege Carolo III, grabado en medio de cada mole como por obra del agua resbalando por la caliza años y más años.
  • Que no se llevase sobre sus lomos al pobre chiquitín camino del cielo, como en otros tiempos le llevaba por las sendas de la huerta agarrado á sus crines, á paso lento, para no derribarlo! Y el pobre Batiste, con el pensamiento ocupado por tantas desgracias, barajando en su imaginación el niño enfermo, el caballo muerto, el hijo descalabrado y la hija con su reconcentrado pesar, llegó á los arrabales de la ciudad y pasó el puente de Serranos.