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Ejemplos de oraciones con la palabra sentimientos

Lista de frases en las cuales se puede ver cómo se usa la palabra sentimientos en el contexto de una oración.

Término sentimientos: Frases

Si quieres ver ejemplos de uso de la palabra "sentimientos" aquí tienes una selección de 78 frases y oraciones donde se puede ver su aplicación en un texto.

En cada una de las frases aparece resaltada la palabra sentimientos para que la puedas detectar fácilmente.

Para evitar saturar nuestro sistema sólo se mostrarán un máximo de 100 frases por palabra.

  • Pero tus sentimientos.
  • Mis sentimientos son de paz.
  • Alma mía, tus sentimientos son de ángel.
  • Todos los sentimientos los expresaba ya riendo.
  • ¿y los sentimientos que los habían inspirado?
  • Tus buenos sentimientos te hacen delirar, ¿verdad, Benigna?
  • Porque tú tienes sentimientos honrados, tienes buen juicio.
  • El capellán pudo al fin expresar parte de sus sentimientos.
  • Por fin determináronse los sentimientos de recelo y suspicacia.
  • Sin olvido, no habría hueco para las ideas y los sentimientos nuevos.
  • Rubín condensaba sus sentimientos respecto al prestamista en esta frase.
  • ¿Qué relación tenía aquella mujer con su conducta y con sus sentimientos?
  • La prójima adivinaba más que entendía esto, que era contrario a sus sentimientos.
  • Doña Celestina se inmutó porque, aunque mujer orgullosa, tenía buenos sentimientos.
  • Y aún recuerdo con orgullo que hice esfuerzos para demostrarle estos dos sentimientos.
  • Cincunegui excita mis sentimientos ambiciosos, quiere mi encumbramiento, mi exaltación.
  • Vivía de sí mismo, y todas sus ideas y sentimientos procedían de la elaboración interior.
  • Entonces sí demostró que en el fondo de su ser existían instintos y sentimientos maternales.
  • En resumen, que los sentimientos de la prójima hacia su marido futuro no habían cambiado en nada.
  • Ideas y sentimientos que ella tenía aprisionados como peligrosos enemigos rompieron las ligaduras.
  • Dos sentimientos diversos se barajaban en su alma, sobreponiéndose el uno al otro alternativamente.
  • Antes bien, indica el consorcio fecundo de la delicadeza de sentimientos con la energía de carácter.
  • Era muy soberbio, y el amor propio descollaba en él sobre la conciencia y sobre los sentimientos todos.
  • Ella por ser ordinaria y de sentimientos innobles, incapaz de apetecer la honradez como estado permanente.
  • La expresión de sus sentimientos acerca del tremendo anatema perdiose en la oscuridad de aquella caverna.
  • Y entonces volviendo al egoísmo de sus sentimientos, deploraba no haber nacido cuatro o cinco siglos antes.
  • La salida de aquel señor le produjo en un instante dos sentimientos distintos que se sucedieron con brevedad.
  • A Andrés le preocupaban más las ideas y los sentimientos de los enfermos que los síntomas de las enfermedades.
  • Le engañó como engañaba a ciertas mujeres que tenían educación y sentimientos semejantes a los del Marquesito.
  • Tenía una desigualdad de carácter perturbadora, una mezcla de sentimientos aristocráticos y plebeyos insoportable.
  • Y sin embargo hay horas en que las vibraciones de las cosas me hablan de una música recóndita de ideas sentimientos.
  • El corazón de un niño perdona fácilmente, y el mío no era el menos dispuesto a los sentimientos dulces y expansivos.
  • Pero si yo también le quiero proteger afirmó Juan apreciando los sentimientos de su mujer y disculpando su exageración.
  • Los sentimientos que desataban aquel raudal de lágrimas no eran únicamente los producidos por la situación del momento.
  • En estas cuestiones, los jóvenes suelen tener mejor sentido que los viejos, porque no atienden más que a sus sentimientos.
  • Tuve, por tanto, que librarme de sus manos con la ligereza de mis pies, dejando para mejor ocasión el desahogo de mis sentimientos.
  • Indudablemente Juan Pablo observaba la prudente regla de respetar los sentimientos y propósitos ajenos para que le respetaran los suyos.
  • Además se decía a sí mismo con muy buen acierto don Primitivo ¿para qué me voy a meter en sus inclinaciones y sentimientos íntimos?
  • Sobre todos mis sentimientos domina uno, el que dirigió siempre mis acciones durante aquel azaroso periodo comprendido entre 1805 y 1834.
  • Debe decirse que aquella tarde, cuando Maximiliano habló a su futura de próxima salida, los sentimientos de ella experimentaron un retroceso.
  • Los faroles de la calle le parecían astros, los transeúntes excelentes personas, movidas de los mejores deseos y de sentimientos nobilísimos.
  • Estas cosas daban a Fortunata alegría y esperanza, avivando los sentimientos de paz, orden y regularidad doméstica que habían nacido en ella.
  • Entonces hacía el hombre un desmedido esfuerzo, como quien sacrifica al deber sus sentimientos y gustos más queridos, y bajaba la pieza de tela.
  • La soledad en que vivía, favoreciendo en ella esta resurrección mental de lo pasado, inspirábale juicios muy claros de sus acciones y sentimientos.
  • Y al verse dominado por ella, por su suave encanto, encontró el herido que sus convalecencias eran más peligrosas para sus sentimientos que para su salud.
  • Era Primitivo, salvo tal cual momentáneo acceso de brusca y selvática alegría, hombre taciturno, a cuya faz de bronce asomaban rara vez los sentimientos.
  • Habíase transformado, y así como en las crisis hepáticas hay derrames de bilis, en aquella crisis mental parecía haberse verificado un derrame de sentimientos.
  • Feliciana le ayudaba, estimulándole con maña, y así logró Rubín decir a la otra algunas cosas que por disimulo de sus sentimientos quiso que fueran maliciosas.
  • El primer fondo, que, sin saber lo que hacía, comenzó a leer, hablaba de la brevedad de la existencia y de los acendrados sentimientos católicos de la redacción.
  • Esa omnipotencia del dinero, antipática para un hombre de sentimientos delicados, le parecía a Aracil algo sublime, admirable, un holocausto natural a la fuerza del oro.
  • Pero en el ánimo de doña Lupe se había disipado la ira correccional, a causa de los sentimientos de otro orden y del gran estupor que desde una hora antes reinaban en él.
  • Nada, enteramente primitiva pensaba el Delfín, el bloque del pueblo, al cual se han de ir a buscar los sentimientos que la civilización deja perder por refinarlos demasiado.
  • Su alma vestía también nuevos trajes, y desde que era novio de Tónica, parecía como que despertaban sus sentimientos por primera vez y adquiría otros completamente nuevos.
  • Tiempo hacía que él notaba cierta sequedad en su alma, y ansiaba sumergirla en la frescura de aquel afecto primitivo y salvaje, pura esencia de los sentimientos del pueblo rudo.
  • Por primera vez entonces percibí con completa claridad la idea de la patria, y mi corazón respondió a ella con espontáneos sentimientos, nuevos hasta aquel momento en mi alma.
  • Don Álvaro habló mucho y bien, con naturalidad y sencillez, procurando agradar a la Regenta por la bondad de sus sentimientos más que por el brillo y originalidad de las ideas.
  • Ya no imaginaba tantos héroes y heroínas, y los que le quedaban en la cabeza eran menos fantásticos, sus sentimientos menos alambicados, y se complacía en describir su belleza exterior.
  • Así era la verdad, porque el pueblo, en nuestras sociedades, conserva las ideas y los sentimientos elementales en su tosca plenitud, como la cantera contiene el mármol, materia de la forma.
  • Quería observar lo que hacía su sobrina, y por de pronto le llamó la atención su actitud extraña, no muy conforme con los sentimientos naturales en una esposa en situación tan aflictiva.
  • Lo esencial de la humanidad, la materia prima, porque cuando la civilización deja perder los grandes sentimientos, las ideas matrices, hay que ir a buscarlos al bloque, a la cantera del pueblo.
  • En aquella excursión por el campo instructivo de la industria, su generoso corazón se desbordaba en sentimientos filantrópicos, y su claro juicio sabía mirar cara a cara los problemas sociales.
  • Cuando Maxi iba, su cuñada le hacía sentar a su lado, y le mimaba y atendía mucho, con sentimientos compasivos y de protección familiar, permitiéndose también tutearle y darle consejos higiénicos.
  • El Magistral gozaba encontrando dentro de sí semejante hombre, más fuerte que nunca, decidido a todo, enamorado de la vida que tiene guardados para sus predilectos estos sentimientos intensos, avasalladores.
  • Al oírlas, un relámpago glacial le corría por todo el espinazo, y sentía que las insinuaciones de su compañera concordaban con sentimientos que ella tenía muy guardados, como se guardan las armas peligrosas.
  • Sin embargo, Mourelo, a fuer de canónigo de mundo, ocultó una vez más sus sentimientos y tendió la mano a su enemigo, acompañando la acción con una catarata de gritos guturales con que significaba su inmensa alegría.
  • Doña Lupe no se atrevió a retenerle, pues aunque su corazón se llenó de sentimientos de soberbia y autoridad, nada de esto pudo traducirse al exterior, porque en el momento de intentarlo, un freno inexplicable la contuvo.
  • De tal modo se sutilizaron los sentimientos del joven Rubín con aquel extraordinario amor, que este le inspiraba no sólo las buenas acciones, el entusiasmo y la abnegación, sino también la delicadeza llevada hasta la castidad.
  • ¡Qué tonto estuvo él en permitírselo! Volvió a tomar la dirección Norte, sintiendo en su alma el suplicio indecible que producía la conjunción de dos sentimientos tan opuestos como el anhelo de la verdad y el terror de ella.
  • La quiero tanto dijo sin mirar a su tía, y encontrando palabras relativamente fáciles para expresar sus sentimientos, la quiero tanto, que toda mi vida está en ella, y ni ley ni familia ni el mundo entero me pueden apartar de ella.
  • Tantas ideas y sentimientos encontrados, la vida retirada, y la conciencia de que en ella algo padecía y se rebelaba y amenazaba estallar, fueron concausas que trajeron las crisis nerviosas que estaba curando Benítez lo mejor que podía.
  • Sin embargo, no las tenía todas consigo, porque como se dan casos de que salga fallido lo que el corazón anuncia, pasaba el pobre chico horas de verdadera angustia, y a solas en su casa, se metía en unos cálculos muy hondos para averiguar el estado de los sentimientos de su querida.
  • La mirada sola de la virgen y fundadora parecía extraerle la representación ideal que de sus propias acciones y sentimientos tenía aquella infeliz en su espíritu, como la tenemos todos, representación que se aclara o se oscurece, según los casos, y que en aquel resplandecía como un foco de luz.
  • Don José había trabajado en casi todos los puntos de España y de sus Indias después, encontrando pequeña su patria para su gloria, había ido a otros países, hasta que, viéndose perseguido, tuvo que meterse en el barco negrero, cosa que le repugnaba profundamente por sus sentimientos de humanidad.
  • Oh, en este siglo, gritaba Foja en el Casino, en este siglo calumniado por los enemigos de todo progreso, en este siglo materialista y corrompido, no se puede ya impunemente insultar los sentimientos filantrópicos del pueblo, sin que una voz unánime se levante a protestar en nombre de la humanidad ultrajada.
  • Sin duda, pensó Hurtado, que le gustaba explicárselo todo, la vaguedad de la música hace que los envidiosos y los canallas, al oir las melodías de Mozart, o las armonías de Wagner, descansen con delicia de la acritud interna que les produce sus malos sentimientos, como un hiperclorhídrico al ingerir una substancia neutra.
  • No podía apartar su pensamiento de la persona que un poco más arriba, en la misma casa, había dejado de existir aquella mañana, y se maravillaba de notar en su corazón sentimientos que eran algo más que lástima de la mujer sin ventura, pues entrañaban tal vez algo de compañerismo, fraternidad fundada en desgracias comunes.
  • Al consignar estas breves frases en honor al celoso funcionario que ha prestado el concurso de su palabra, siempre elocuente, y de su voluntad, siempre inquebrantable, en pro de los intereses de la provincia, la Comisión cree que se hace intérprete de los sentimientos de la Diputación, al dejar estampado en este documento el tributo de respetuosa consideración que le merece el inteligente diputado y vicepresidente que fue de la Comisión.
  • Allí se detuvo el insecto, y allí también Julián, con el corazón palpitante, con la vista nublada, y el espíritu, por vez primera después de largos años, trastornado y enteramente fuera de quicio, al choque de una conmoción tan honda y extraordinaria, que él mismo no hubiera podido explicarse cómo le invadía, avasallándole y sacándole de su natural ser y estado, rompiendo diques, saltando vallas, venciendo obstáculos, atropellando por todo, imponiéndose con la sobrehumana potencia de los sentimientos largo tiempo comprimidos y al fin dueños absolutos del alma porque rebosan de ella, porque la inundan y sumergen.