Palabras

Ejemplos de oraciones con la palabra serias

Lista de frases en las cuales se puede ver cómo se usa la palabra serias en el contexto de una oración.

Término serias: Frases

Si quieres ver ejemplos de uso de la palabra "serias" aquí tienes una selección de 28 frases y oraciones donde se puede ver su aplicación en un texto.

En cada una de las frases aparece resaltada la palabra serias para que la puedas detectar fácilmente.

Para evitar saturar nuestro sistema sólo se mostrarán un máximo de 100 frases por palabra.

  • Serias, sí.
  • Ambas se pusieron muy serias.
  • Y mientras tanto, no pensar en cosas serias.
  • Pero poco a poco iba sacando Rubín proposiciones serias.
  • Esto se decía pronto, pero hacerlo ofrecía serias dificultades.
  • Es que en el convento en que entrases serías tú la abadesa, la superiora.
  • Mientras vosotras bailáis, nosotros nos dedicamos a ocupaciones más serias.
  • A ver, Plácido, ¿serías tú capaz de buscarme un vestido de torero completo?
  • Si tú hubieras hecho caso siempre de tu mujer, todavía serías guardia marina.
  • Con tu piojín a cuestas, serías el San Cristóbal más hermoso que se podría ver.
  • De este modo se va formando la historia, que es el folletín de las personas serias.
  • Porque estas cosas son muy serias, ¡vaya!, y hay que revolverlas mucho en el magín.
  • Ocupaciones serias vinieron entonces a robustecer su espíritu y a redondear su carácter.
  • Esa mujer es una bribona, y tú serías un simple si no fueras también un solemnísimo pillo.
  • Y si vivieras siempre con nosotras y no te pasaras la vida entre protestantes y ateos, tú serías otro.
  • Tráeme las dos muñecas, que me despida de ellas, y luego nos pondremos serias para despedirnos de los otros.
  • Que aún dicen cosas más serias voceó don Eugenio, pegando su inquieta yegüecilla a la reverenda mula del arcipreste.
  • Tan serias eran, que Rafaelito tenía frita a la mamá según propia expresión, pidiéndola cinco duros al día siguiente de los bailes.
  • Antes de arreglarse había almorzado precipitadamente, con poca gana, porque no le gustaban visitas tan serias, ni sabía lo que en ellas había de decir.
  • Y te digo que serías capaz de aceptar el peor novio que se te presente y casarte con él no más que para provocarle a que te diese celos, no a dárselos tú.
  • Él, elocuente, con imaginación viva, fuerte y hábil, improvisó de palabra una de aquellas novelas que hubiera escrito a no robarle el tiempo ocupaciones más serias.
  • Anita, aunque en el confesonario yo me atrevo a hablar a usted como un médico del alma, no sólo como sacerdote que ata y desata, por razones muy serias, que ya conoce usted.
  • Él, aunque viviera con su madre querida, no tenía hogar, hogar suyo, y eso debía ser la dicha suprema de las almas serias, de las almas que pretendían merecer el nombre de grandes.
  • Pues debe advertirse que sus lecturas serias de cronicones y otros libros viejos alternaban en su ambicioso espíritu con las novelas más finas y psicológicas que se escribían por entonces en París.
  • Y además, como tenía su soldada anual, aunque corta, ya no vestía los desechos de don Eugenio y se hacía al año dos trajes, operación que antes de ser emprendida era objeto de serías y profundas meditaciones.
  • Si le hubiese sido lícito representar comedias, quizás no hubiera hecho otra cosa en la vida, pero como le estaba prohibido por el decoro y otra porción de serias consideraciones, procuraba buscar otros caminos a la comezón de ser algo más que una rueda del poder judicial, complicada máquina.
  • Y las voces frescas y traviesas vuelan junto a las voces serias y graves, que las persiguen, que las amonestan, que reclaman de ellas cordura, mientras las notas de la guitarra, prestas, armoniosas, volubles, se mezclan agudas en los retozos de las unas, se adhieren profundas a los consejos de las otras.
  • Era una casualidad, pura casualidad la presencia de aquel libro místico coincidiendo con los pensamientos de abandono que la entristecían, y despertando ideas de piedad, con fuerte impulso, con calor del alma, serias, profundas, no impuestas, sino como reveladas y acogidas al punto con abrazos del deseo.