Palabras

Ejemplos de oraciones con la palabra solicita

Lista de frases en las cuales se puede ver cómo se usa la palabra solicita en el contexto de una oración.

Término solicita: Frases

Si quieres ver ejemplos de uso de la palabra "solicita" aquí tienes una selección de 10 frases y oraciones donde se puede ver su aplicación en un texto.

En cada una de las frases aparece resaltada la palabra solicita para que la puedas detectar fácilmente.

Para evitar saturar nuestro sistema sólo se mostrarán un máximo de 100 frases por palabra.

  • ¡Qué solícita era Petra! y su Víctor ¡qué bueno!
  • Seria y solícita, la novia atendía y servía a todo el mundo.
  • Era solícita, discreta, y fingía humildad, virtud, la más difícil en su concepto.
  • Vamos, Petra! Ana suplicaba con la voz como una niña caprichosa y con el gesto como una mística que solicita favores celestiales.
  • El mismo, desde su vivienda, había oído los gritos y las amenazas de toda la gente que acompañaba solícita al magullado Pimentó.
  • Alegre todo el día, activa, solícita, llenaba el hogar del Magistral de cantares religiosos a los que daba, sin saber cómo, sentido profano, aire de la calle.
  • Don Víctor se levantó al siguiente después de pasar setenta horas en la cama, con fiebre un día entero, impaciente a ratos, angustiado otros, y siempre disimulando en presencia de Ana, que le cuidaba solícita.
  • En vano pensaba esto, porque agudos remordimientos le pinchaban cada vez que Ana, solícita, dulce y sonriente le pedía con las manos en cruz que se cuidara, que no entregase todas sus horas al trabajo y a la penitencia.
  • Sin poder resistir la tentación, y compelido por la misteriosa atracción del mar, cuyo elocuente rumor me ha parecido siempre, no sé por qué, una voz que solicita dulcemente en la bonanza, o llama con imperiosa cólera en la tempestad, me desnudé a toda prisa y me lancé en él como quien se arroja en los brazos de una persona querida.
  • Si la muerte de sor Teresa fue un golpe que hizo temblar al Provisor en aquel alto asiento en que se le figuraban sus enemigos, y si pudo por algún tiempo dejar en la sombra al pobre don Santos Barinaga, al cabo de algunas semanas este volvió a brillar dentro de su aureola de víctima y la compasión fementida del público marrullero se volvió a él, solícita, con cuidados de madrastra que representa la comedia de la segunda madre.