Palabras

Ejemplos de oraciones con la palabra tejas

Lista de frases en las cuales se puede ver cómo se usa la palabra tejas en el contexto de una oración.

Término tejas: Frases

Si quieres ver ejemplos de uso de la palabra "tejas" aquí tienes una selección de 13 frases y oraciones donde se puede ver su aplicación en un texto.

En cada una de las frases aparece resaltada la palabra tejas para que la puedas detectar fácilmente.

Para evitar saturar nuestro sistema sólo se mostrarán un máximo de 100 frases por palabra.

  • Robaré dos, tres, una docena de tejas.
  • Ni para bien ni para mal les agradaba hablar de las cosas de tejas arriba.
  • Veíanse, al través de las tejas y las vigas, innumerables retales de terciopelo azul celeste.
  • Todo esto pasaba en el tejado, que los tales, aun de las tejas arriba levantan falsos testimonios.
  • En primer término, una baja techumbre con sus simétricas ringlas de tejas, corre de punta a punta.
  • Los otros, por presto que acordaron a hacer lo mismo, ya tenían las chollas con más tejas que pelos.
  • Fermo, ¿te fue bien toda la vida dejándote guiar por tu madre, en estas cosas miserables de tejas abajo?
  • También solían cargar en carros, que cubrían de tejas, plomo en lingotes, que había de servir para fundir balas.
  • El cimborrio de la catedral, aéreo y delicado, y luego aquí y allá una serie de torrecillas, casi todas cubiertas con tejas azules y blancas que brillaban con centelleantes reflejos.
  • Entre amo y criado habían arreglado la azotea, pintado las tejas con alquitrán, sin duda para hacerlas impermeables y puesto unas graderías donde estaban escalonados las cajas de madera y los cubos llenos de tierra donde tenían sus plantas.
  • Las torres de los guardas erguían sus caperuzas de barnizadas tejas por encima de los árboles, y a los dos extremos del paseo, empequeñecidas por la distancia, destacábanse sobre el verde fondo las monumentales fuentes con sus figuras mitológicas ligeras de ropa.
  • Rugía con creciente ira el viento, y la tronada se había situado sobre los Pazos, oyéndose su estruendo lo mismo que si corriese por el tejado un escuadrón de caballos a galope o si un gigante se entretuviese en arrastrar un peñasco y llevarlo a tumbos por encima de las tejas.
  • El diablo, que es agudo en todo, ordenó que venida la noche, yo deseoso de gozar la ocasión, me subí al corredor, y por pasar desde él al tejado que había de ser, vánseme los pies y doy en el de un vecino escribano tan desatinado golpe, que quebré todas las tejas y quedaron estampadas en las costillas.