Palabras

Ejemplos de oraciones con la palabra trajo

Lista de frases en las cuales se puede ver cómo se usa la palabra trajo en el contexto de una oración.

Término trajo: Frases

Si quieres ver ejemplos de uso de la palabra "trajo" aquí tienes una selección de 46 frases y oraciones donde se puede ver su aplicación en un texto.

En cada una de las frases aparece resaltada la palabra trajo para que la puedas detectar fácilmente.

Para evitar saturar nuestro sistema sólo se mostrarán un máximo de 100 frases por palabra.

  • La Correspondencia lo trajo.
  • El viento nos trajo sus voces.
  • Porque ella fue quien trajo a mi niña.
  • Para postre le trajo bruños de Portugal.
  • ¡Que lo traigan! Un mozo trajo el diccionario.
  • Pero trajo un poco de cordero que le daba mucho aquel.
  • Me cogió por su cuenta y me trajo a este establecimiento.
  • Y el equilibrio del ánimo, que me trajo la calma apetecida.
  • Un profesor de San Carlos fué a Alemania y trajo la tuberculina.
  • Volvió Jacinta al comedor, y el último cuento que trajo fue este.
  • ¡Sí, la conozco! Pero a la otra, digo, a la que te trajo al mundo.
  • Fortunata se rió un poco, y ausentándose un instante, trajo la costura.
  • La chica trajo un vaso con cucharilla, y Fortunata tomó la antiespasmódica.
  • Mas no era hombre de gusto y trajo unos adefesios que no tuvieron aceptación.
  • ¿Dónde fue a buscarla Boscán, que nos trajo aquí todo el modernismo italiano?
  • Dolorcitas trajo un anteojo y miramos el Puerto de Santa María, Rota y Puerto Real.
  • El grumete trajo una cazuela de patatas con bacalao, y comimos todos fraternalmente.
  • ¡Tom! El inglés entró, y a poco, cuando ya su amo estaba vestido, le trajo el té.
  • Él fue quien le trajo el cuento de lo del tal con la cual, quiero decir, con la Fenelona.
  • La mandaron a la tienda por una lata de sardinas y trajo cuatro libras de bacalao de Escocia.
  • Doña Lupe, en tanto, trajo la cocinilla económica para hacer en presencia de Maxi otro chocolate.
  • El viento, cada vez más fuerte, trajo hasta la barraca un lejano eco de lamentos y voces furiosas.
  • Había venido de la parroquia un hombre asacristanado, y estaba repartiendo la carga de velas que trajo.
  • Y como doña Lupe era algo golosa, trajo un día un cucurucho de fresa, bien escondido entre la mantilla.
  • Por la noche, doña Casta se empeñaba en que todas habían de comer bellota, de la provisión que trajo.
  • Después que apuró el platillo de la compota, volvió Aurora para adentro, y trajo unas yemas en un papel.
  • La carta de tu padre que me trajo tu marido hace algún tiempo me reveló que tú y yo somos hermanos, hijos del mismo padre.
  • Pero el progreso de las costumbres trajo primero cierta suavidad en las relaciones personales, y por fin la suavidad se trocó en blandura.
  • Uno de los oficiales jóvenes trajo una cuerda, y Martín y Bautista, sin hacer caso de las palabras de Briones, avanzaron por la carretera.
  • Sin saber cómo, aquel nuevo flechazo trajo a la mente de Fortunata un pensamiento que en cierto modo se eslabonaba con la presencia de la niña.
  • Mary abrió la puerta y trajo en brazos a un chiquitín, que al verse preso y en presencia mía empezó a llorar y patear, con tal rabia, que tuvo que dejarlo.
  • Doña Lupe empezó a tomar el chocolate que le trajo doña Fuensanta, y a renglón seguido continuó la relación, imitando la voz y la actitud de la delirante.
  • Iii Conocedor Nicolás de la tremenda noticia, le faltó tiempo para pegar la hebra de su soporífero sermón, sólo interrumpido cuando Papitos trajo la ensalada.
  • Veinticinco años había pasado Páez en Cuba sin oír misa, y el único libro religioso que trajo de América fue el Evangelio del pueblo del señor Henao y Muñoz.
  • Doña Lupe trajo luz, y mirando a los esposos con sus ojos encandilados por el vivo resplandor de la llama de petróleo, dijo, sin duda por animar a Maxi con una broma.
  • Papitos, que aquella mañana había sido castigada porque trajo de la plaza una merluza muy mala, creyó que a su ama no se le había pasado el berrinchín, y temblaba mirándole las manos.
  • Abrió el balcón de un puñetazo y el aire frío y húmedo le trajo la idea lejana de la realidad, y oyó la tos discreta de Petra, que aguardaba allí, detrás, clavándole los ojos en la nuca.
  • El posadero trajo la cena y una porción de botellas de vino y de sidra, y, como la caminata desde Arichulegui hasta allá les había abierto el apetito, se lanzaron sobre las viandas como fieras hambrientas.
  • Feijoo llamó para que trajeran luz, y cuando la trajo doña Paca, la primera claridad que se esparció por el aposento sirvió al ama de llaves para examinar con rápida inspección el rostro de la amiga de su señor, diciéndose.
  • ¡Eva murió huérfana de humanidad! Y Eva le trajo el recuerdo del relato del Génesis, que había leído poco antes, y cómo el Señor alentó al hombre por la nariz soplo de vida, y se imaginó que se la quitase por manera análoga.
  • Intentó también un estudio poco humano y trajo de Madrid y comenzó a leer un libro de astronomía, la Guía del Cielo, de Klein, pero le faltaba la base de las matemáticas y pensó que no tenía fuerza en el cerebro para dominar esto.
  • Si el señorito Maxi viniese antes de que esté de vuelta, le pones de principio una de las dos chuletas de ternera, la más crecidita, y de postre le sacas las pastas que trajo el bollero esta mañana, y la carne de membrillo que yo tomo.
  • Un día, finalmente, me trajo su reloj, los pendientes de su mujer, y doce cajas de pieles y manguitos, y aquella misma tarde, aquella mismísima tarde, señora, me le veo en la Puerta del Sol, encaramándose en un coche para ir a los Toros.
  • ¡Quién me trajo aquí! ¡Ay, mi madre de mi alma! Rompió la moza a llorar amarguísimamente, y el marqués, requiriendo su escopeta, rechinaba los dientes de cólera, dispuesto ya a hacer alguna barrabasada notable, cuando un nuevo personaje entró en escena.
  • Yo soy médico, le digo, y no sólo no tuve hijos de mi mujer, que era viuda, y perdimos el que ella me trajo al matrimonio, ¡aún le lloro al pobrecillo!, sino que sé, sé positivamente, sé con toda seguridad, que no he de tener nunca hijos propios, que no puedo tenerlos.
  • ¡Qué diferente de Sofía la Ferrolana, que, cuando Pepito Trastamara la trajo del primer viaje a París, era una verdadera Dubarry españolizada! Para todas las artes se necesitan facultades de asimilación, y esta marmotona que me ha caído a mí es siempre igual a sí misma.