Palabras

Ejemplos de oraciones con la palabra tranquilos

Lista de frases en las cuales se puede ver cómo se usa la palabra tranquilos en el contexto de una oración.

Término tranquilos: Frases

Si quieres ver ejemplos de uso de la palabra "tranquilos" aquí tienes una selección de 19 frases y oraciones donde se puede ver su aplicación en un texto.

En cada una de las frases aparece resaltada la palabra tranquilos para que la puedas detectar fácilmente.

Para evitar saturar nuestro sistema sólo se mostrarán un máximo de 100 frases por palabra.

  • ¡Bailad tranquilos, granujas alegres e insolentes.
  • En fin, que si no los querían les dejaban tranquilos, que era todo lo que podían desear.
  • Le conmovía hasta el punto de que sus ojazos tranquilos y bondadosos se velasen con lagrimones de ira.
  • Visitación y Mesía, más tranquilos, conversaban al balcón, apoyados en el hierro frío del antepecho.
  • Los empleados, más tranquilos, fumaban o escribían, contestaban con monosílabos, y a veces no contestaban.
  • En estos días tranquilos, suaves, de temperatura benigna, se pueden pasar las horas dulcemente contemplando el mar.
  • Estaban tristes y tranquilos, soportando con gravedad la pena del vencimiento y el bochorno de hallarse prisioneros.
  • En la marea baja, entre las rocas cubiertas de líquenes, solían verse charcos tranquilos, olvidados al retirarse el mar.
  • No señor, que los señoritos y las señoritas ya estaban en casa muy tranquilos cuando ustedes estarían llegando a mitad del monte.
  • Suponíales muy tranquilos y de color de cera dentro de aquella caja que llevaba un tío cualquiera al hombro, como se lleva una escopeta.
  • No hay que fiarse de ellos, y más si han sido tranquilos en su juventud, pues ya es sabido que el que no la hace a la entrada la hace a la salida.
  • Al más filósofo vetustense se le ocurría que no somos nada, que muchos de sus conciudadanos que se paseaban tan tranquilos, estarían el año que viene con los otros.
  • Don Álvaro clavó los ojos en el rostro de Ana con audacia y ella levantó los suyos, grandes, suaves, tranquilos y miró sin miedo al seductor, a la tentación de años y años.
  • También entonces nos cogieron desprevenidos, y como estábamos en tiempo de paz, navegábamos muy tranquilos, contando ya las horas que nos faltaban para llegar, cuando de pronto.
  • Ya no volví a subir al naranjo, cuyos azahares crecieron tranquilos, libres de mi enamorada rapacidad, desarrollando con lozanía sus hojas y con todo lujo su provocativa fragancia.
  • Toda aquella sucia morralla de chulos eran los que vociferaban en los cafés antes de la guerra, los que soltaron baladronadas y bravatas para luego quedarse en sus casas tan tranquilos.
  • Poco a poco fue tomando el dolor de Segismundo acentos más tranquilos, y sentado a la cabecera del lecho mortuorio, habló con la santa de un asunto que necesariamente y por la fuerza de la realidad se imponía.
  • Mas aunque se trató de evitarles toda molestia, fue imposible levantarles de donde estaban sin mortificarles, y algunos pedían con fuertes gritos que los dejasen tranquilos, prefiriendo la muerte a un viaje que recrudecía sus dolores.
  • Ella, sorprendida, sin sacudir la pereza corresponde con tibias caricias, y a poco, ambos fatigados, soñolientos, encontrando en la molicie de mojarse inmóviles, inflados, mayor voluptuosidad que en los devaneos, vuelven a su quietismo, tranquilos, sin rencores, sin engaño, sin quejarse de la mutua displicencia.