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Ejemplos de oraciones con la palabra venta

Lista de frases en las cuales se puede ver cómo se usa la palabra venta en el contexto de una oración.

Término venta: Frases

Si quieres ver ejemplos de uso de la palabra "venta" aquí tienes una selección de 50 frases y oraciones donde se puede ver su aplicación en un texto.

En cada una de las frases aparece resaltada la palabra venta para que la puedas detectar fácilmente.

Para evitar saturar nuestro sistema sólo se mostrarán un máximo de 100 frases por palabra.

  • Mientras más chillones decía, más venta.
  • Contiguo a la venta había un soportal con una fragua.
  • La venta era de esas mixtas entre campesina y marinera.
  • Entraron en la cocina de la venta a calentarse al fuego.
  • Le saludó a Martín muy afectuoso y entró en la venta.
  • Estaba yo con esto desvanecido y hecho dueño de la venta.
  • Mi amo, pues, como más nuevo en la venta y muchacho, dijo.
  • Pero esto, según la mujer de la venta, eran ganas de hablar.
  • Desenganchó Martín los caballos y fué con ellos a la venta.
  • Los puestos de venta llegaban hasta las mismas puertas del Principal.
  • El producto de tan mala venta había servido para pagar deudas antiguas.
  • Con ellos llegamos a una venta del camino que se llamaba la Campana Azul.
  • En la venta del burdo género están las patatas y el pan para todo el año.
  • Causábanle náuseas los carros repletos del estiércol recogido en los puntos de venta.
  • Después de almorzar y descansar en la venta, me fuí por el borde de las dunas adelante.
  • Había entre los reunidos en la venta un campesino chusco, que se puso a contar historias.
  • Martín con su mujer, y Bautista con la suya, se acercaron a Añoa y se alojaron en la venta.
  • Los más lejanos irían, avisando cuando apareciera la diligencia y replegándose junto a la venta.
  • Los hombres que espiaban el paso fueron acercándose a la venta, ocultándose por los lados del camino.
  • Después de esta venta corría otra vez hacia su barraca, deseando salvar cuanto antes una hora de camino.
  • En Bargas les pregunto yo, ¿no hay más que ustedes que se dediquen a la venta en Madrid de las rosquillas?
  • En la venta preguntaron a un muchacho desertor carlista, pero no supo darles ninguna razón de Carlos Ohando.
  • Dos estudiantes fregones, de los de mantellina, panzas al trote, andaban aparecidos por la venta para engullir.
  • Al día siguiente Mary fué a instalarse al faro, y Allen, el criado viejo, marchó a vivir a la venta de Izarte.
  • Al mediodía se detuvieron en Fagollaga y al anochecer llegaban a una venta próxima a Andoain, en donde hicieron alto.
  • Pero ahora se trataba de una explotación deshonrosa, de una venta que sólo el suponerla le producía vergüenza y rubor.
  • Se encontraban a la puerta de la venta Martín y Bautista, cuando pasó, envuelto en su capote, Briones, el hermano de Rosita.
  • Como sabes, aquí a los matrimonios que se hacen entre la gente del campo, atendiendo sólo al dinero, se llaman la venta de la ternera.
  • En el caso aquél no era la venta corriente, sino la de una res estropeada y enferma, y había que dar mucho dinero encima para sacarla de casa.
  • Hacia aquel ejido, en el cual había un poste con letrero anunciando venta de solares, caían las tapias de la huerta del convento, que eran muy altas.
  • Nosotros nos metimos en un coche, salimos a la tardecica, una hora antes de anochecer, y llegamos a la media noche, poco más, a la siempre maldita venta de Viveros.
  • Al cabo de algún tiempo recibí carta suya y un recorte de periódico, en donde se contaba la muerte de Ugarte en una venta próxima a Wexford, llamada el Reposo del Cazador.
  • Estaban oyendo los comentarios a la vida de don Teodosio, cuando se presentó en la venta un señor rubio, que, al ver a Bautista y a Martín, se les quedó mirando atentamente.
  • En torno á cada caballería cuya venta se estaba ajustando se formaban grupos de gesticulantes y parlanchines labriegos en mangas de camisa, con una vara de fresno en la diestra.
  • En días de gran venta, cuando había muchas señoras en la tienda y los dependientes desplegaban sobre el mostrador centenares de pañuelos, la lóbrega tienda semejaba un jardín.
  • Suponían los de la venta que la monja habría vuelto a Logroño, a no ser que intentara entrar en la ciudad sitiada, tomando en caballería el camino de Lanciego por Oyón y Venaspre.
  • Los carros de los labriegos, con sus toldos claros, formaban un campamento en el centro del cauce, y á lo largo de la ribera de piedra, puestas en fila, estaban las bestias á la venta.
  • CAPÍTULO IV HISTORIA CASI INVEROSÍMIL DE JOSHÉ CRACASCH Los dos días siguientes estuvo lloviendo y se pasó la partida en la venta haciendo algunos reconocimientos por los alrededores.
  • En la plaza de Alboraya, al entrar y al salir de la iglesia, Roseta, levantando apenas sus ojos, escudriñó la puerta del carnicero, donde la gente se agolpaba en torno á la mesa de venta.
  • Pasaron por el pueblecito de Oiquina, constituído por unos cuantos caseríos colocados al borde del río Urola, luego por Aizarnazabal y en la venta de Iraeta, cerca del puente, se detuvieron a cenar.
  • III LA VENTA DE LA TERNERA Yo insinué varias veces, hablando con doña Celestina, después de comunicarle lo que le ocurría a la muchacha, que debía dar cuenta a su hijo de lo que pasaba con la Shele.
  • Averiguaron en la venta de Asa que días antes un coche con la monja intentó pasar a Laguardia, pero al ver la carretera ocupada por el ejército liberal sitiando la ciudad y atacando las trincheras retrocedió.
  • Del bolsillo de su mismo amo, robándole en la venta del fruto, dándolo a un precio y abonándoselo a otro, engañándole en la administración y en los arriendos, pegándosela, como usted me enseña, por activa y por pasiva.
  • Me dirigí hacia el pueblo, formado por quince o veinte casas agrupadas en derredor de la iglesia, y me detuve en una venta del camino, con el objeto de almorzar, y de paso a enterarme de la clase de gente que vivía en Bisusalde.
  • La mayor parte de lo que cosechaba en sus campos se lo comía la familia, y los puñados de cobre que sacaba de la venta del resto en el Mercado de Valencia desparramábanse, sin llegar á formar nunca el montón necesario para acallar á don Salvador.
  • Vagaban padre e hijo, aturdidos por el ruido de la venta, estrujados por los codazos de la muchedumbre, e insensiblemente, atraídos por una fuerza misteriosa, iban a detenerse en la escalinata de la Lonja, frente a la famosa fachada de los Santos Juanes.
  • CAPÍTULO V CÓMO LA PARTIDA DEL CURA DETUVO LA DILIGENCIA CERCA DE ANDOAIN Al tercer día de estar en la venta, la inacción era grande, y entre el Jabonero y Luschía acordaron detener aquella mañana la diligencia que iba desde San Sebastián a Tolosa.
  • Le llevaron a cenar a una venta y le dieron a propósito unas migas detestables, que parecían de arena, diciéndole que eran las verdaderas migas del país, y don Blas las encontró tan excelentes y las elogió de tal modo y con tales hipérboles, que llegó a convencer a sus amigos de su bondad.
  • La plaza, con sus puestos de venta al aire libre, sus toldos viejos, temblones al menor soplo del viento, y bañados por el rojo sol con una transparencia acaramelada, sus vendedores vociferantes, su cielo azul sin nube alguna, su exceso de luz que lo doraba todo a fuego, desde los muros de la Lonja a los cestones de caña de las verduleras, y su vaho de hortalizas pisoteadas y frutas maduras prematuramente por una temperatura siempre cálida, hacía recordar las ferias africanas, un mercado marroquí con su multitud inquieta, sus ensordecedores gritos y el nervioso oleaje de los compradores.
  • Aquel rebaño sucio, miserable y asustado, con la palidez del hambre en las carnes y la locura del terror en los ojos, era la piratería del Mercado, los parias que estaban fuera de la ley, los que no podían pagar al Municipio la licencia para la venta, y al distinguir a lo lejos la levita azul y la gorra dorada del alguacil, avisábanse con gritos instintivos, como los rebaños al presentir el peligro, y emprendían furiosa carrera, empujando a los transeúntes, deslizándose entre sus piernas, cayendo para levantarse inmediatamente, abriendo agujeros en la masa humana que obstruía la plaza.